TEATRO BRUTUS

 

De  OSCAR BARNEY FINN Y MARCELO ZAPATA

DIRECCIÓN: OSCAR BARNEY FINN

Teatro Payró- San Martín  766 - C.A.B.A.

La obra toma el asesinato del tercer acto de “La tragedia de JULIO CÉSAR” de William Shakespeare, pieza que a su vez toma hechos reales de la historia romana, e indaga en la figura del magnicida Marco Junio Bruto, inmerso en un  laberinto de dudas, propio de la condición humana, pero le proporciona nuevas dimensiones.

Julio César se hizo nombrar Dictador y el crecimiento de su poder era el principio del final de la República para algunos miembros del Senado.

Los senadores complotados decidieron el asesinato del dictador y eligieron a Bruto como el brazo ejecutor, a pesar que este era un partidario de la república como César, además, como este último  pensaba que era su hijo biológico lo había tomado bajo su protección

Como es sabido terminó siendo un asesinato grupal, varios apuñalan a la víctima, todo se acelera y el pueblo romano reclama venganza por la muerte de su líder, con lo cual la asonada fracasa y no llega a producir los cambios esperados en el curso de la Historia, pero como escribió Paul Groussac : un motín es una revolución fracasada, lo mismo que una revolución es un motín exitoso.

La obra es un examen de las dudas del asesino, una visión honda, plena de intensidad emocional, acosado todo el tiempo por la intriga de Casio, Cicerón y su propia esposa.

Ya Francisco de Quevedo en su “Vida de Marco Bruto”, basada a su vez en la obra de Plutarco, definía al asesino (o justiciero) como “de una esclarecida nobleza, elocuencia incomparable y valor militar, el único blasón de la república romana”.

Pero en la acción todo se precipita y ya es tarde para dar marcha atrás y menos para razonar, con el poder no se razona.

Es una tragedia en el sentido que los personajes desafían sus propios límites pero también es un melodrama.

Freud indagó el desvalimiento y el desconcierto del género humano. Y Lacan habló sobre el desamparo del sujeto ligado siempre a su dependencia del deseo de los otros.

La creación late, breve, seca, con un buen trabajo en mostrar los conflictos y los precarios vínculos personales de cada uno de los personajes, el melodrama se maneja en una interrelación con límites borrosos, tensiones.

La visión de los personajes llama a repensar lo que creíamos que teníamos bien sabido de las vicisitudes humanas: la inasible alegría, el porvenir, la amistad, los hijos y la esperanza.

Excelentes los actores: PAULO BRUNETTI, ANA YOVINO, CARLOS KASPAR, NELSON RUEDA, BEATRIZ DELLACASA, MARIANO MADRAZO Y JOAQUÍN CEJAS.

Precisa la dirección de OSCR BARNEY FINN.

El trabajo tiene una textura compleja pero despojada, simbólica y minimalista en escena con mecanismos dramáticos muy contemporáneos y un clima logrado por la escenografía, la iluminación, el exquisito vestuario y sobre todo por una sugerente música.

 

Una propuesta artística valiosa, de gran calidad.

 

La recomiendo.

 

 

ALBERTO DI NARDO